La Salud de un Líder
“el liderazgo sano es fundamental para el éxito”
Estar sano es fundamental para realizar un sinfín de actividades. De acuerdo con la estadística mundial de la salud, las personas pudieran añadir 5 años extras a sus vidas si tan solo cuidaran su salud. El mejoramiento de la salud física requiere cambios radicales tales como; cuidar la dieta, reducir el estrés, hacer ejercicios, etc.
Para mejorar la salud, se requiere también que el líder haga cambios radicales. Pablo aconsejando al joven líder Timoteo le dice: “pues, aunque el ejercicio físico sirve para algo, la piedad es útil para todo, porque tiene promesas de vida para el presente y para el futuro” (1 Timoteo 4:8 NIV)
Primeramente, el líder que desea ser saludable tiene primero aprender a tener liderazgo sobre su vida (Ejercitarse en la piedad). Saber decir que no, a las cosas que pueden destruir, o estancar su liderazgo, cosas tales como; la inversión del tiempo y los hábitos excesivos.
Segundo, El líder sano debe crear un entendimiento claro de las cosas que requieren cambios en su vida. Esto requiere un constante auto examen de mi yo publico (aquello que todos conocen) y mi yo privado (aquello que solo yo conozco). Una buena herramienta para entender este concepto es lo que se conoce como la ventana de Johari, la cual define cuatro áreas de relaciones;
- Área publica: es el área que todos conocen de ti.
- Área oculta: es el área que solo yo conozco, los secretos e intimidades
- Área Ciega: En esta área se encuentran los defectos, toda la gente la conoce, menos yo.
- Área Desconocida: Las cosas que nadie sabe, ni siquiera yo mismo. son traumas y complejos.
Tercero, el líder saludable, debe tomar acciones necesarias para implementar los cambios. El simple entendimiento de los cambios necesarios, no me hará saludable, así como tampoco saber que estoy pasado de peso me hace rebajar las libras. Necesito ejercitar autodisciplina y crear una red de mentores y consejeros que me ayuden a realizar los cambios necesarios para ser un líder saludable.
Además, debemos reconocer que cualquier estrategia para lograr un liderazgo saludable que ignore la naturaleza espiritual del ser humano está destinada para el fracaso. Jesús les dijo a sus discípulos “El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5 NIV)
La vitalidad Espiritual debe ser cultivada a través de las disciplinas espirituales, el objetivo de ellas es tener una relación viva con Dios. La efectividad de las disciplinas tradicionales ha sido establecida por muchos años, disciplinas tales como; la oración, el ayuno, la meditación, la sumisión y otras, son muy buenas y por años han provisto un camino para alcanzar la vitalidad espiritual.
En los últimos tres años, he aprendido a practicar cuatro disciplinas espirituales de transformación, que han revolucionado la calidad de mi relación con Dios. Estas disciplinas espirituales no reemplazan las disciplinas espirituales tradicionales, al contrario, he descubierto que, al practicar estas disciplinas de transformación, la motivación y los beneficios de las otras disciplinas aumenta.
Una de estas disciplinas de transformación es la practica la presencia de Dios. Si es verdad que Dios es omnipresente (está en todas partes, al mismo tiempo) debiéramos entonces poder percibir su presencia en nuestras vidas en todo lugar y en todo tiempo, pero lamentablemente esta no es nuestra realidad.
Tampoco fue la realidad de los primeros discípulos. Una noche después que Jesús había muerto y resucitado, había dos discípulos que iban camino a un pueblo llamado Emaús. En Lucas 24:13-35, nos cuenta que estos discípulos estaban tan preocupados por lo que le había acontecido a Jesús, que el mismo Jesús se les acerca, camina con ellos, habla con ellos, pero ellos no le reconocen. Fue hasta que Jesús partió el pan (un acto familiar) que ellos se dieron cuenta de que era Jesús.
La realidad es que estamos acostumbrados a reconocer la presencia de Dios solo en los lugares y los momentos que son familiares para nosotros, La meta de esta disciplina es aprender a reconocer a Dios en todo tiempo y lugar. yo comencé reconociendo su presencia en mi auto cuando manejo, su presencia y las conversaciones que tengo con él, se hacen tan real que a veces pierdo mi salida en la autopista.
Otra disciplina de transformación es Recocer el Señorío de Dios. Yo tengo un alto concepto de la soberanía de Dios, la biblia tiene cientos de pasajes que hablan de que él es soberano, la descripción de Jesús en apocalipsis es “Rey de reyes y Señor de señores” (Apo 17:14), pero siempre batalle con la obediencia inmediata. Tal como Jonás, decía no, para luego después de las pruebas tener que decir sí. La meta de esta disciplina es aprender a ver a Jesús no solo como mi salvador, pero como el Señor de señores que merece ser obedecido. Al practicar esta disciplina reconocí que Él ya me dio prueba de su amor por mí en la cruz y que cuando él me pide que haga algo lo hace para mi salud física, emocional y espiritual.
La tercera disciplina de transformación es una que complementa la lectura de la biblia, es la disciplina de Aplicar la palabra (la biblia). En el ministerio, nosotros los pastores aprendemos el arte de usar la biblia para hablar a otros (después de todo ese es nuestro trabajo) Recuerdo una conversación con un pastor amigo que me dijo; “como me gustaría que la biblia deje de ser mi instrumento de trabajo y se convierta en el instrumento de mi transformación”
Cuando comencé a practicar esta disciplina que consiste en hacer cuatro preguntas al leer el texto bíblico. Las preguntas son: una ¿Qué me está Dios Enseñando en este Texto?, dos ¿Qué falsa Enseñanza/Pensamiento me corrige este texto?, tres ¿Qué área de mi vida quiere Dios que cambie atreves de este texto? Y cuarto ¿Cómo quiere Dios que yo apliqué esta escritura específicamente a mi vida?
Me da vergüenza admitirlo, pero en la primera semana de practicarla lloré amargamente, porque me di cuenta de que la biblia para mí también se había convertido en un instrumento de trabajo, y ya no estaba transformando mi vida.
La última de las disciplinas de transformación, que al igual complementa la disciplina de la oración es la de aprender a Oír a Dios en Oración. El propósito es aprender a escuchar el corazón de Dios. Dios nos habla todo el tiempo, a través de la palabra, la naturaleza, las personas y de otras muchas maneras, sin embargo, Jesús tubo que amonestar a los que escuchaban sus palabras a “tener cuidado como oír” (Lucas 8:18). Aprender a oír es, aprender a meditar en su palabra, para descubrir la voluntad de Dios y saber orar para que mi corazón se ajuste a la voluntad de Dios.
Por muchos años, he estado envuelto en la formación y entrenamiento de Líderes en todos los niveles y no he encontrado un mejor proceso que ayude a experimentar la Vitalidad Espiritual y Relacional y provea las herramientas necesarias para el liderazgo saludable, como Lideres Transformadores. Líderes Transformadores, es un proceso de 4 retiros de entrenamiento enfocado en la transformación personal, la iglesia, la comunidad y lo glocal. Si deseas más información puede escribirme a victor@ubahouston.org.