D. Scott Hildreth
Traducido por Victor Marte
Las estadísticas son horribles y las historias desgarradoras. Si algo no cambia, la iglesia en los Estados Unidos enfrentará desafíos sin precedentes el próximo año y muchas congregaciones locales no sobrevivirán.
¿Cuál es la tragedia? La creciente realización de que un porcentaje significativo de pastores están considerando dejar sus iglesias.
En julio, Chuck Lawless sonó una alarma de advertencia en su publicación 6 razones por las que algunos pastores pueden renunciar poco después de la crisis de COVID. Otros también comentaron sobre este tema.
El 31 de agosto, Thom Rainer escribió: “Por favor, escúchame con claridad. La gran mayoría de pastores con quienes nuestro equipo se comunica dicen que están considerando dejar sus iglesias. Es una tendencia que nunca había visto en mi vida. Algunos están a solo a unas semanas de hacer ese anuncio."
Nuestros pastores están en medio de una batalla que la mayoría de ellos cree que no pueden ganar. Dirigir una iglesia siempre ha sido difícil, solo lea el Nuevo Testamento y se dará cuenta. Siempre hemos sabido que los pastores viven en casas de cristal; cada decisión está bajo un microscopio. Los pastores nunca han creído que pudieran agradar a todos. Sin embargo, las cosas han cambiado.
Los pastores están siendo criticados, mal mirados y abandonados. Saben que cada decisión ofenderá a casi la mitad de su congregación, y muchos se irán para asistir a otra iglesia. La política y la tensión social han dividido las congregaciones y las redes sociales han intensificado las hostilidades.
Considere estas declaraciones de Lifeway Research:
“Las actitudes de la gente está dividida políticamente. La mitad de la iglesia se opone a cualquier reapertura y la mitad de la iglesia está frustrada porque piensan que debieron reabrir hace tiempo."
“Soy consciente de que la gente está cansada de la pandemia. Algunos tienen mucho temor, mientras que otros están convencidos de que todo esto es un engaño. Tratar de ministrar a ambos extremos es agotador."
“Muchos de nuestros miembros todavía están atemorizados y no quieren salir de sus casas. Independientemente de lo que decidamos hacer por su seguridad, o de lo que decidamos no hacer, un grupo va a decir que es demasiado y otro que no es suficiente."
“Necesito desesperadamente tiempo libre, pero tener que organizar transmisiones en vivo, servicios de adoración y Escuela Dominical, no me queda tiempo para escapar. Soy el único pastor y es difícil encontrar a alguien que esté dispuesto a reemplazarme. He tenido dos días libres desde Navidad."
“Sentirse desconectado de la gente y sus necesidades. Necesito aliento, necesito un Aaron y Hur que levante mis manos, gente que venga a mi lado. ¡¡¡Pero estoy cansado de todo lo virtual!!! ¡¡¿QUIZÁS LO ÚNICO QUE NECESITO UN ABRAZO?!!!"
NUESTROS PASTORES NOS NECESITAN.
Querido miembro de la iglesia,
Tú y yo necesitamos pastores. Ellos son nuestros pastores, defensores y maestros. ¡Pero ahora mismo, nuestros pastores nos necesitan! Recuerde, ellos también son miembros de nuestras iglesias y, según todos los indicios, esta parte de nuestro cuerpo está sufriendo.
Desafortunadamente, esto parece ser una herida autoinfligida. Pablo escribió: “Nadie odia jamás su propia carne, sino que la provee y la cuida…” (Efesios 5:29). Me temo que, para muchos de nuestros pastores, esto no parece ser cierto.
Sé que esto es solo una pequeña publicación de blog, pero mi apelación es que todos decidimos ser diferentes. Nuestras iglesias no sólo no pueden sobrevivir perdiendo a nuestros pastores, es nuestro deber espiritual hacer todo lo posible para evitar que esto suceda. Podemos hacerlo mejor; ¡debemos hacerlo mejor!
NECESITAMOS NUESTROS PASTORES.
Querido Pastor,
Por favor, no renuncies; te necesitamos. He pasado más de tres décadas en el ministerio cristiano y la última década capacitando a los llamados al ministerio. No encontrarás mejor alentador que yo; Quiero enfocarme en esta crisis y dar algunos consejos. Mi oración es que las reciba como palabras de un amigo, no de un crítico. Te necesitamos durante mucho tiempo.
Respira. Sé que actuamos como si fuéramos el salvador, pero no lo eres. Por favor, no se mida por ese estándar de perfección. Nadie sabe qué hacer en este tiempo de pandemia. Todos estamos inventando cosas.
Tómate un descanso. Sé que hay mucho que hacer. No puedes hacerlo todo, pero intentar completar la lista te está matando. Por tu salud espiritual, por tu familia y por la iglesia, Detente y respira. Pensamos que esto era una carrera de corta distancia, pero en realidad es un maratón.
Busca un amigo. Jesús nunca tuvo la intención de que hicieras esto solo. Si estás realmente solo, escríbeme.
Haga otra cosa. Empiece un pasatiempo, lea un libro, cocine un bistec, plante una flor.
Revisita su llamado. Sí, puedes hacer otra cosa y ganar más dinero y tener menos estrés. Siempre pudiste hacer eso. Pero hay una razón por la que elegiste el ministerio. Deja que esa memoria vuelva a llenar tu tanque emocional.
El Dr. Scott Hildreth es el director del Centro de Estudios para la Gran Comisión y Profesor Asistente de Estudios Globales en el Seminario Teológico Bautista Southeastern. Es autor de Together on God's Mission (juntos en la misión de Dios) y coautor de Sharing Jesus Without Freaking Out, 2nd Edition. (Compartiendo a Cristo sin parecer un loco, segunda edición).
This article originally posted on LIfeway Voices.
DEAR PASTOR, PLEASE DON’T QUIT ON US NOW
The statistics are horrifying and the stories gut-wrenching. If something doesn’t change, the American church will face unprecedented challenges in the next year and many local congregations will not survive.
What’s the tragedy? The growing realization that a significant percentage of pastors are considering leaving their churches. In July, Chuck Lawless sounded a warning in his post 6 Reasons Why Some Pastors May Resign Soon After the COVID Crisis. Others picked up on this theme.
On August 31, Thom Rainer wrote: “Please hear me clearly. The vast majority of pastors with whom our team communicates are saying they are considering quitting their churches. It’s a trend I have not seen in my lifetime. Some are just weeks away from making an announcement.”
Our pastors are in the middle of a battle that most believe they cannot win. Leading a church has always been difficult, just read the New Testament. We have always known that pastors live in glass houses; every decision is under a microscope. Pastors have never believed that they could please everyone. However, things have shifted. Pastors are being criticized, vilified, and abandoned. They know every decision will offend nearly half their congregation, many leaving to attend another church. Politics and social unrest have divided congregations and social media has intensified the hostilities.
Consider these statements from Lifeway Research:
“People’s attitudes have split very much on partisan lines. Half the church is opposed to any reopening. Half the church is frustrated that we haven’t long since reopened.”
“I am aware that people are growing weary of the entire pandemic. Some are scared to death, while others are convinced it is a hoax. Trying to minister to both ends of the spectrum is exhausting.”
“Many of our congregants are still scared and unwilling to come out of their houses. No matter what we choose to do for safety, or choose not to do, we are told by some group that it is too much/not enough.”
“I desperately need time off, but with having to organize live-streams, worship services, and Sunday School I have no time to get away. I’m a one-person staff and it’s difficult to find someone willing to fill in for me. I’ve had two days off since Christmas.”
“Feeling disconnected from the people and their needs. Need encouragement, Aaron and Hur to hold up my hands, people to come alongside me. But I am tired of virtual everything!!! PS MAYBE I JUST NEED A HUG?!!!”
OUR PASTORS NEED US.
Fellow church members,
You and I need pastors. They are our shepherds, defenders, and teachers. But right now, our pastors need us! Remember, they are members of our churches too, and by all indications this part of our body is suffering. Unfortunately, this seems to be a self-inflicted wound. Paul wrote: “No one ever hates his own flesh but provides and cares for it…” (Ephesians 5:29). I am afraid that for many of our pastors, this doesn’t seem to be true.
I know this is just a little blog post, but my appeal is that we all decide to be different. Not only can our churches not survive losing our pastors, but it is our spiritual duty to do everything we can to stop this from happening. We can do better; we must do better!
WE NEED OUR PASTORS.
Dear Pastor,
Please don’t quit; we need you. I have spent over three decades in Christian ministry and the last decade training those called into ministry. You have no greater cheerleader than me; I want to lean into this crisis and give a few bits of counsel. My prayer is that you receive these as words from a friend, not a critic. We need you around for a long time.
Give yourself a break. I know we act like you are our savior, but you aren’t. Please don’t hold yourself to this standard of perfection. No one knows what to do right now. We’re all making things up.
Take a break. I know there is too much to do. You can’t do it all but trying to check every box is killing you. For your spiritual health, for your family, and for the church, step back and breathe. We thought this was a sprint, but it’s actually a marathon.
Find a friend. Jesus never intended for you to do this alone. If you are really alone, write to me.
Do something else. Start a hobby, read a book, cook a steak, dig a hole and put a flower in it.
Revisit your calling. Yes, you can do something else and make more money and have less stress. You always could. But there is a reason you choose the ministry. Let this memory re-fill your tank.
This article originally posted on Lifeway Voices.
D. Scott Hildreth is the director of the Center for Great Commission Studies and Assistant Professor of Global Studies at Southeastern Baptist Theological Seminary. He is the author of Together on God’s Mission and is co-author of Sharing Jesus Without Freaking Out, 2nd Edition.
La fuerza para continuar el camino no proviene de nuestros propios esfuerzos, sino del descanso que encontramos en Él.