Los que estamos al frente de una iglesia tenemos la responsabilidad de desarrollar un plan para discipular a todo aquel que esté dispuesto a disciplinarse en la vida cristiana. Según la Gran Comisión (Mateo 28:18-20), el Señor no nos envió a tener cultos maravillosos, ni actividades interesantes.
Simplemente, nos envía a hacer discípulos. Hemos enfatizado todas las palabras de la Gran Comisión como: La autoridad, el ir, el bautizar, el enseñar, y hasta la fórmula de bautizar en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero parece que el hacer discípulos es la parte menos practicada. ¿Por qué lo digo?
Porque siempre nos quejamos de falta de líderes y de obreros. También nos quejamos del cristianismo consumista. El único remedio para esa carencia es oración y discipulado.
Importante aclarar que discipulado va más allá de la serie de lecciones para nuevos creyentes que conducen al bautismo y a ser fiel asistente a los cultos. Tampoco consiste en una serie de cursos a nivel universitario para desarrollar intelectualmente al nuevo creyente a ese nivel. El discipulado es básicamente compartirle a otra persona:
• Como ud aprendió a confiar en Cristo.
• Como ud practica las disciplinas espirituales.
• Como ud discípula a otros.
¿Cómo se puede hacer esto? La escusa más común que he encontrado es falta de tiempo, pero si en vez de pensar en un discipulado de libros, salón y reuniones, pensamos en uno de amistad como el que practicaba Jesús y Pablo, el tiempo deja de ser un impedimento.
La Gran Comisión dice que nosotros hacemos discípulos mientras vamos, mientras avanzamos en la vida le compartimos a otros las cosas que hemos aprendido y experimentado (puntos 1,2 y 3).
Para ayudar en ese aspecto el Instituto Bíblico Orgánico es una herramienta que está resultando muy efectiva en ayudar a los creyentes a practicar el discipulado simple y sin costos. Si le interesa, hable con Campo Londoño 832-279-3429.
Campo Londoño
Discipleship:
Those of us who are in charge of a church have the responsibility of developing a plan to disciple anyone who is willing to discipline themselves in the Christian life. According to the Great Commission (Matthew 28: 18-20), the Lord did not send us to have wonderful worship times or interesting activities.
The Great Commission simply sends us to make disciples. We have emphasized all the words of this passage such as: authority, going, baptizing, teaching, and even the formula of baptizing in the name of the Father, the Son and the Holy Spirit. But it seems that making disciples is the least practiced part. Why do I say that?
Because we always complain about the lack of leaders and workers. We also complain about consumer Christianity. The only remedy for that lack is prayer and discipleship.
It is important to clarify that discipleship is not just a series of lessons for new believers that leads to baptism and to faithful service in the church. Nor does it consist of a series of college-level courses to develop the new believer intellectually at that level. Discipleship is basically sharing with another person:
• How you learned to trust in Christ
• How you practice spiritual disciplines
• How you disciple others
How can this be done? The most common excuse I have found is lack of time. If instead of thinking about a discipleship of books, classes, and meetings, we think of one of friendship as Jesus and Paul practiced, then time ceases to be an impediment.
The Great Commission says that we're to make disciples while we are going. So, while we move forward in life, we share with others the things we have learned and experienced (points 1,2 and 3).
To help in this regard, the Organic Bible Institute is a tool that is proving very effective in helping believers to practice simple discipleship without costs. If you are interested, contact Campo Londoño 832-279-3429.