Hace tiempo las congregaciones bautistas tenían un tablero de madera, en la pared detrás del pulpito, que registraba la asistencia de ese domingo, la del anterior, la asistencia a la Escuela Dominical de ese día y del anterior, y la ofrenda.
Cuando entré al seminario me encontré con que los alumnos que ya pastoreaban una iglesia, todos los lunes debían llenar un formulario en el cual informaban la asistencia al culto, a la Escuela Dominical y la ofrenda que había tenido el domingo.
Las Estadísticas
Poco a poco, yo entre en el juego de darle gran valor a la asistencia dominical. Cuando entre en el circulo pastoral, note otra manifestación del valor de la asistencia, la cual consistía en preguntarle a los consiervos que asistencia tenía en su congregación.
Aquí en USA he notado que, aunque la asistencia sigue siendo un valor muy alto, se viene experimentando una disminución progresiva de ella a nivel nacional. Hay iglesias cuya asistencia aumenta casi semanalmente. Sin embargo, la tendencia nacional es la decadencia.
Cameron Doody en un artículo en Religión Digital dice que ninguna religión se salva del declive reflejado en las estadísticas publicadas por el sondeo de opinión Gallup. Hace veinte años, … el porcentaje de protestantes que pertenecen a una iglesia ha caído del 73% al 67%. Caída que han contribuido a que Gallup haya registrado su nivel más bajo de afiliación cristiana desde 1937.
Una Crisis
Pero la asistencia al culto dominical sufrió un martillazo aplastante cuando llego el Covid-19 y las autoridades limitaron las reuniones a 10 personas en unos estados y en otros sencillamente prohibieron toda clase de reuniones hasta que la situación entrara bajo control.
Se comenta que la asistencia a la iglesia en Europa antes de la segunda guerra mundial también venia disminuyendo, pero cuando la guerra explotó, una de las cosas que nunca volvió a ser igual fue la asistencia a la iglesia. Ese fue el martillazo.
Me pregunto, ¿Cuál será finalmente el impacto del Covid-19 en la asistencia a los cultos dominicales? Con tristeza me he enterado de que algunas congregaciones han desaparecido. Gracias a Dios, muchas están recuperando sus asistencia paulatinamente, pero otras continúan con una asistencia disminuida, en mi opinión por cuatro razones:
1. Cambio de hábitos dominicales: Algunos de los fieles asistentes han perdido el habito de levantarse el domingo en la mañana con el propósito de ir al culto. Después de tres meses de hacer o no hacer algo, un habito comienza a desaparecer y otro a ocupar su lugar.
2. Temor: Cuando un creyente temeroso se arriesga a asistir y no encuentra un protocolo de protección, o es abrazado por otro creyente que se alegra de verlo, piensa, “Todavía no es tiempo de volver.”
3. Un pobre sermón: Aunque debemos asistir a la iglesia no solo para escuchar el mensaje, la gente quizás piensa: “Si voy a correr el riesgo de contagiarme para escuchar un sermón como este, pues mejor me quedo en casa.”
4. El culto virtual: Hay quienes disfrutan viendo hasta dos y tres sermones cada domingo y no sienten la necesidad de reunirse. Están culturizados para aprender y recibir información a través de una pantalla. Algunos ven predicadores de otros países o estados. Pero, aunque esos sermones pueden ser buenos, fueron preparados para satisfacer necesidades de otra gente y poco o nada tienen que ver con las necesidades de alguien que sintoniza a miles de millas.
¿Por qué eso importa?
Estas razones y otras más, que desconozco, están impactando negativamente la asistencia a nuestras congregaciones. Pero me pregunto, ¿Es en verdad la asistencia al culto dominical el valor más importante?
Los edificios cada vez mas grandes que algunas iglesias han construido son una señal de que la asistencia ha sido el valor dominante para ellas y su liderazgo. Sin embargo, la asistencia es algo muy frágil. Un huracán, una helada, o un fallo en la electricidad, una pandemia, entre otras cosas, pueden obligar a que uno o más cultos sean cancelados.
Otra cosa que me pregunto es ¿Qué hubiera pasado, si en lugar de enfatizar una gran asistencia, nos hubiéramos enfocado en discipular creyentes?
A mi me encanta ver un templo lleno de gente y si yo voy a predicar, más encantado me siento, pero he llegado a entender que la asistencia no debe ser el piloto de nuestro ministerio, sino el copiloto.
Quiero decir que es maravilloso tener una buena asistencia en los cultos dominicales, pero como un resultado, no como el objetivo, como un buen acompañante en el vehículo de nuestro ministerio, no como el piloto.
Cuenta el evangelio de Juan que algunos discípulos comenzaron a quejarse: “Dura es esta Palabra; ¿quién la puede oír?” y más adelante dice: “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.” Entonces, Jesús le dijo a los 12: “¿queréis iros también vosotros?” Juan 6:66-69. No me imagino ningún pastor diciéndole a su congregación, “Veo que muchos ya no vienen a los cultos, si ustedes quieren hacer lo mismo, háganlo”
La respuesta de Pedro al desafío de Jesús fue la de un verdadero discípulo, “Señor, ¿A quien iremos? Solo tu tienes palabras de vida.”
El consultante Campo Londoño tiene un trasfondo en ministerio pastoral, desarrollo de liderazgo, y comunicaciones. El trae a UBA la experiencia de haber guiado a su Iglesia, IB Horeb, a través de varios periodos de crecimiento hasta el punto de tener su propio edificio, libre de deudas y haber guiado a 16 hermanos a plantar la Iglesia Bautista Renovación.
Attendance
Campo Londoño
Long ago, Baptist congregations had a wooden board on the wall behind the pulpit that recorded the numbers for the offering as well as attendance for the worship service and Sunday school attendance for two weeks.
When I entered the seminary, I found that the students who were already pastoring a church had to fill out a form every Monday in which they reported these numbers as well.
The Statistics
Little by little, I got into the game of giving great value to Sunday attendance. When you enter the pastoral circle, there's another manifestation of the value of attendance, which consisted of asking fellow servants how many they had in their congregation.
Here in the USA, I have noticed that, although attendance is still has a high value, it has been experiencing a progressive decline in it at the national level. There are churches whose attendance increases almost weekly. However, the national trend is decline.
Cameron Doody published an article in Religion Digital that says no religion is spared from the decline reflected in the statistics released by the Gallup opinion poll. Twenty years ago… the percentage of Protestants who belong to a church has fallen from 73% to 67%. The decline made Gallup recorded its lowest level of Christian affiliation since 1937.
A Crisis
But Sunday worship attendance suffered a crushing hammer blow when Covid-19 arrived and the authorities limited meetings to 10 people in some states and in others they simply prohibited all kinds of meetings until the situation came under control.
It is worth noting that church attendance in Europe before WWII was also declining, but when the war broke out, one of the things that was never the same again was church attendance. That was the hammer blow.
I wonder, what will the final impact of Covid-19 be on attendance at Sunday services? Sadly, I have learned that some congregations have disappeared. Thank God, many are gradually recovering their attendance, but others continue with diminished attendance, I believe for four reasons:
1. Change of Sunday habits: Some faithful church attendees have lost the habit of getting up on Sunday morning in order to go to worship. After three months of doing or not doing something, one habit begins to disappear and another takes its place.
2. Fear: When a fearful believer risks attending and does not find a protocol of protection (or is hugged by another believer who is happy to see him), he thinks, "It is not time to go back."
3. A poor sermon: Although we must attend church not only to hear the message, people may think: "If I am going to take the risk of catching covid to listen to a sermon like this, then I better stay home."
4. The virtual service: There are those who enjoy watching up to two and three sermons every Sunday and do not feel the need to meet in person. It’s becoming cultural to learn and receive information through a screen.
Some see preachers from other countries or states. While those sermons may be good for those churches, they were meant to meet the needs of other people and may have little to do with the needs of someone who tunes in from thousands of miles away.
Why Does it Matter?
These reasons and others I'm sure I can't even account for are negatively impacting attendance at our congregations. But I wonder, is attendance at Sunday worship really the most important thing?
The ever-growing buildings that some churches have built are a sign that attendance has been a key value for many and their leadership. However, attendance is a very fragile thing. A hurricane, a frost, a power failure, or a pandemic, among other things, can force one or more services to be canceled.
Another thing I wonder is what would have happened, if instead of emphasizing a large attendance, we had focused on discipling believers?
I love to see a temple full of people and if I go to preach, I feel more delighted, but I have come to understand that attendance should not be the pilot of our ministry, but the co-pilot.
I want to say that it is wonderful to have good attendance in Sunday services, but as a result, not as the goal, as a good companion in the vehicle of our ministry, not as the pilot.
The Gospel of John tells us that some disciples began to complain: “This Word is hard; Who can hear it? " and further on he says: "From then on many of his disciples went back, and no longer walked with him." Then, Jesus said to the 12: "Do you want to go too?" (John 6: 66-69). I can't imagine any pastor telling his congregation, "I see that many no longer come to services, if you want to do the same, do it."
Peter's response to Jesus' challenge was that of a true disciple, “Lord, to whom shall we go? Only you have words of life. "
UBA Consultant Campo Londoño has a background in pastoral ministry, leadership development, and communications. He brings to UBA the experience of having guided his Church, IB Horeb, through various periods of growth to the point of having his own building, debt free and having led 16 brothers to plant the Renewal Baptist Church.
La fuerza para continuar el camino no proviene de nuestros propios esfuerzos, sino del descanso que encontramos en Él.