Cinco panes y dos peces: Potenciando la fe y la colaboración en iglesias con pocos recursos

Hace tres años, regresé a mi antiguo barrio en la República Dominicana en un viaje misionero y me sorprendió descubrir que la pequeña iglesia con escasos recursos que recordaba se había transformado en un próspero centro de servicio comunitario. A pesar de sus mínimos recursos, estaban creciendo exponencialmente gracias a una fe inquebrantable.

No se trata de esperar ayuda externa, sino de reconocer el potencial en lo que ya se nos ha dado y dar un paso de fe para ver cómo Dios puede obrar a través de ello.

Estaba convencido de que esta historia debía ser única y rara. Luego, hace dos años, visité otra iglesia en la República Dominicana que comenzó con solo unas pocas personas en un barrio que batallaba con indigencia y el abandono de personas en extrema vulnerabilidad. A pesar de estar en una zona turística donde los indigentes no eran bienvenidos, un líder determinado plantó una iglesia sin recursos; hoy en día, es un ministerio próspero que proporciona más de 100 comidas diarias y ofrece esperanza y apoyo a los necesitados.

 

Este año, experimenté otro gran impacto cuando visité Costa Rica y vi la misma increíble transformación: una comunidad marginada donde un líder, con pocos recursos, creyó que Dios podía traer cambio. Veinte años después, esa comunidad ahora tiene más empleados que cualquier otra compañía en la ciudad, junto con una escuela, hogares para ancianos y centros para mujeres, niños y jóvenes maltratados, todo construido a partir de nada más que fe y determinación.

 

El Principio 5-2

Cuando se les preguntó cómo lograron todo esto, todos señalaron el mismo principio: el principio del 5-2, basado en la alimentación de los 5,000 en Mateo 14:13-21. Si no estás familiarizado con la narrativa en Mateo 14:13-21, cuenta la historia de una gran multitud que seguía a Jesús. 

Movido por la compasión, Jesús instruyó a Sus discípulos alimentar a la multitud. Ellos protestaron, señalando que no había lugar para comprar comida y que costaría una fortuna alimentar a tanta gente. Entonces Jesús preguntó: "¿Qué tienen?" 

Encontraron cinco panes y dos peces, que Jesús tomó, bendijo y multiplicó milagrosamente para alimentar a 5,000 hombres, además de mujeres y niños. Sorprendentemente, incluso quedaron 12 cestas de sobras.

 

Un enfoque típico de esta narrativa a menudo se centra en alentar a las iglesias o pastores a servir a Dios a pesar de sus necesidades, con la expectativa de que Dios proveerá, típicamente a través de alguna fuente externa de dinero o recursos disfrazada de provisión de Dios. Sin embargo, creo que esta narrativa es más liberadora de lo que nos atrevemos admitir.

 

No se trata de esperar ayuda externa, sino de reconocer el potencial en lo que ya se nos ha dado y dar un paso de fe para ver cómo Dios puede obrar a través de ello. Como dice mi amigo Robert Guerrero, vicepresidente de City to City Norteamérica, comentando sobre esta narrativa:

“La estrategia implementada por Jesús respecto a las ‘misiones’ nos ofrece un principio rector en las relaciones de servicio donde una parte proviene de una posición de poder y la otra de debilidad y escasez de recursos. El enfoque de la historia no está solo en el resultado (miles de personas alimentadas), sino en el proceso, que es mucho más importante.”

 

Poniéndolo en práctica 

Al reflexionar sobre cómo se desarrolla esta narrativa, junto con las experiencias que he tenido durante los últimos tres años en esos viajes misioneros, sugiero lo siguiente:

1. Comienza con lo que tienes.

Jesús podría haber provisto panes y peces de la nada (ex nihilo). Pero en la historia, Jesús les pidió que identificaran lo que ya estaba disponible: cinco panes y dos peces.

De manera similar, las iglesias con pocos recursos deben evaluar y utilizar lo que ya tienen, por pequeño que parezca. La clave no es la cantidad, sino la disposición de ofrecerlo a Dios sus propósitos.

 

2. Enfócate en el proceso, no solo en el resultado.

El milagro no fue solo sobre alimentar a 5,000 personas; se trató de cómo llegó la provisión. Jesús involucró a Sus discípulos en el proceso, enseñándoles los principios que deberían gobernar el reino de Dios.

Pastores e iglesias llamados a ministrar entre los pobres y marginados deben usar estrategias diferentes. En iglesias como las de la República Dominicana, en Costa Rica, y la que pastoreé en Houston durante 17 años, el enfoque debe ser siempre involucrar el ministerio con fe, entendiendo que el proceso se trata de servir, amar y dar, incluso con recursos limitados. Vivir este tipo de ministerio es en sí mismo transformador y significativo en el Reino de Dios.

 

3. Vive en comunidad y responsabilidad compartida.

Jesús ofrece la alternativa de su Reino: Su comunidad. Es como si Él dijera, "Sé que ni siquiera es suficiente para ti, pero la compasión del evangelio muestra su poder precisamente a través de la necesidad, la debilidad y la escasez, a diferencia de los reinos de este mundo.”

Necesitamos fomentar un sentido de comunidad y responsabilidad compartida. Esto podría significar alentar a los miembros de la iglesia y la comunidad a contribuir con su tiempo, habilidades y cualquier recurso que tengan, por pequeño que sea, a la misión colectiva de traer el SHALOM a nuestra comunidad y ciudad.

 

En esencia, Jesús proveyó para los 5,000 como un modelo para todas las iglesias en nuestra ciudad, un enfoque del REINO DE DIOS para el ministerio: comenzando con lo que tenemos, enfocándonos en el proceso de servicio fiel, fomentando la participación comunitaria y viendo más allá de nuestras limitaciones hacia las posibilidades que ofrece el reino de Dios.

Los pastores y las iglesias que ministran en contextos de escasez pueden comenzar haciendo preguntas como:

  • ¿Qué proceso puede ayudarnos a identificar y utilizar mejor los recursos existentes en nuestra comunidad que a menudo pasan desapercibidos?

  • ¿Cómo podemos fomentar un sentido más fuerte de participación comunitaria y responsabilidad compartida, particularmente en contextos de escasez?

  • ¿Cómo pueden las iglesias con pocos recursos involucrarse efectivamente con entidades en posiciones de poder y recursos sin comprometer su misión o integridad?

Si quieres saber más sobre este tema, Iglesia Floreciente es un entrenamiento diseñado para abordar estas y otras preguntas que enfrentan diariamente las iglesias que ministran en comunidades marginadas.

Si estás interesado, contáctame en victor@ubahouston.org.

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